Tu piel: Cap.7

 Capitulo 7

De nuevo en el ascensor, me recolcó el vestido y me maquillo los labios de rojo mientras me miro en el espejo pequeño, la veo mirándome, deseosa de que se queden secos para poder besarme.
-Espera a que se sequen, por favor- le digo guardando el pintalabios y el espejo.
-Esperaré solo porque tenemos una cena muy importante y necesito que deslumbres  como siempre- me dice apoyando su espalda contra el espejo del ascensor y metiendo sus manos en los bolsillos.
No me esperaba esa respuesta por su parte, me deja pensando que a donde me llevará.

Al llegar abajo, el portero me esperaba con la chaqueta y una dulce sonrisa, se devuelvo en modo de agradecimiento y se despide de nosotros.
Un coche en la puerta nos espera con chofer, al cerrar su puerta, nos ponemos los cinturones y arranca el coche dirección a la cena, su mano encima de mis piernas, nerviosas por esta nueva etapa, hace que me relaje y encuentre calma en el calor que desprende su mano. 

El coche se para después de vislumbrar todas las luces de la ciudad. Me mira con una sonrisa y nos desabrochamos para bajarnos. Nos despedimos del chofer  y el metre nos espera en la puerta para acomodarnos en la mesa, pero antes le dejo mi chaqueta y la de ella, para darme una pequeña chapa dorada con el número 69, irónico ¿no? 

Al llegar a la mesa los encuentro... Toda su familia sentada en la mesa, mirándome sin decir nada, tendré algo en la cara, se habrá soltado el pelo...
-Bienvenida, tu debes de ser Sara-me dice su hermano, moreno de ojos claros- esta es mi novia Raquel
- Un placer- dice dándome dos besos- no te preocupes por las caras son así siempre, protegen mucho a su familia.

Después de eso, los padres me saludaron y entablamos la típica conversaciones en los entrantes, temas de donde vivo, en que trabajo, mi familia.

 Llega la cena, he pedido pescado, aunque el chiste es fácil, es mas fácil para cenar y no da problemas en el estomago, o eso espero.

-Y bueno, Sara, ¿Cómo conociste a Enfys? no se suele mover mucho por círculos de sociedad- me dice el padre con la copa de vino en la mano.
-Pues la verdad...- la miro sin saber que decir sin meter la pata- la conocí visitando un museo en el centro -le sonrió, dándole un sorbo a la copa de vino blanco, mientras cambian de tema.

Mi mente después de decirle eso, recuerda ese día. Es verdad que estaba en el museo, que la conocí en un museo, pero no de la forma en la que piensan. 


Hace tres años...
Estoy paseando por el Museo del Prado, viendo unos cuadros que están en la exposición temporal, y como si de una película se tratará, mientras estoy observando un magnifico cuadro, viendo sus trazas, la mezcla de colores, se acerco ella, tan elegante como si de una película antigua se tratará. 
Al principio, he de admitir, que creí que era un hombre, llevaba traje de chaqueta azul marino con camisa y corbata, zapatos negro.
-El pintor, no quería realizar esta pintura, pero lo obligaron, por eso tiene los trazos del principio tan fuertes e intensos, muy pocas personas se dan cuenta de ello- me dice señalándolos- y justamente ahi, hace el cambio de color- dice acercándose más a mí.
-Pues muchas gracias por el dato, pero creo que te estas equivocando de chica para impresionar y de cuadro- le digo sin mirarlo- el cuadro al que te refieres es el de atrás nuestra, el que esta mirando aquella morena, que no entiende nada y que lo esta buscando por internet- le sonrió y me voy al siguiente.
-No quería molestarte la verdad- me dice siguiéndome- me llamo Enfys, es un placer.
-Encantada Enfys- le digo extrañada -es un nombre muy bonito
-¿Bonito? para quien lo escucha por primera vez, no te preocupes ya te acostumbrarás a él- me dice con una sonrisa picarona
-¿Te crees que vamos a seguir viéndonos?- le digo parándome en otro cuadro de la sala correlativa.
-Si te gusta el café podríamos tomarnos uno ¿si quieres claro?-me dice esta vez, sin mirarme.

La mañana en el museo entre comentarios de cuadros y alguna disputa acaba en un almuerzo en un pequeño restaurante colindante al museo, para continuar charlando de nosotras. El café se aproximo y seguíamos charlando de todo. Al mirar la hora veo que son casi las ocho de la tarde, pero en la mano ya no tenía un café sino una copa de "chuapchups" (ponche caballero con Coca-Cola) nos estábamos riendo de todo lo que nos pasaba. 
-Bueno, Enfys muchas gracias por todo el día de hoy pero me tengo que marchar , mañana trabajo.
-Que pena, me gustaría que el día no acabará -me dice dando el ultimo sorbo a copa- venga, que como buena caballera te tengo que acompañar a que cojas un taxi, si no me dejas que te acompañe a tu casa ... Claro
-Con que me acompañes al taxi me vale, la verdad,...-le digo poniéndome la chaqueta.
-De acuerdo, me parece perfecto, pero déjame hacerte un último favor, déjame que mi chofer te lleve a casa, por la noche  la ciudad cambia.
-Me parece genial-en realidad desearía que se subiera al coche y me acompañará.

Se ríe conmigo y salimos del restaurante. En la puerta nos espera un coche y su chofer en la puerta de atrás para abrirnos y entrar. Delante de la puerta, me mira con ganas de subirse y acompañarme, pero no se si sería buena idea, tengo el piso desordenado después de haberme preparado. 
-¿me quieres acompañar?-le digo con una sonrisa pícara- como dices la ciudad de noche cambia.

Se muerde el labio, sonríe y me indica que entre. Al subirnos, seguimos charlando ya que estábamos bastante lejos de mi casa, esta cayendo la noche y empiezo a tener frío. Me echa su chaqueta sobre mis piernas y me invita a que me acerque a ella para darme un poco mas de calor. Al hacerlo, noto su calor, su aroma y es como una sensación de calma que inunda mi cuerpo...

Me despierto en una cama que no es mía, super cómoda y confortable. Ya es por la mañana, miro la hora, son las doce de la mañana, el sol entra por la ventana de encima de mi cabeza, es un ático. Me encojo apoyando mis rodillas en mi pecho, me percato de que solo llevo una camisa blanca y mi ropa interior. ¿Quién me ha cambiado? ¿Enfys? No entiendo nada.
Me levanto para ir a investigar un poco y asi saber donde están mis cosas y donde esta ella. Al salir del cuarto veo una escaleras de madera que dan al salón central que esta abierto a la cocina. Es una pasada de ático, la verdad que me sorprende mucho todo. Bajo por las escaleras, sujetando las mangas con las manos, me siento muy pequeña. 

Al llegar abajo, me doy cuenta que hay alguien en la cocina, miro a escondidas. Esta de espaldas con un pantalón gris de chándal y un sujetador deportivo, esta sudada ¿ha hecho deporte? Se esta preparando el desayuno ¿y para mí?

-Puedes acercarte que no muerdo - me dice sin mirar- aún...- se gira y me mira sonriendo mientras me guiña un ojo.

Esta radiante con esa sonrisa y despeinada...

¿Que coño esta pasando?


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