RCE - Fantasía -


-No te vayas, por favor, no te vayas,... - le suplicó desde el filo de la cama - quédate un poco más... ¿sí?
-Vale, pero solo unos minutos más...
Se vuelve a sentar en la cama, con su vaquero semi abierto, los tenis puestos y en la mano su camisa azul.
No quiero que se vaya estando yo despierta. Es egoísta, lo sé. Pero no quiero que después de echar un polvo, se largue.
-¿Por que no quieres que me vaya?- me pregunta ella mientras acaricia mi cabeza apoyada en su pecho-siempre me lo pides pero nunca te lo he preguntado.
-Porque me das calor, y así me duermo mejor- le miento mordiéndole el pecho derecho.
Después de varios minutos, coge de nuevo su camisa.
-Me tengo que ir, Sara -me da un beso en la frente y se levanta- volveremos a quedar pronto.
Me quedo callada mirando como se va por la puerta. No le digo nada, solo me echo hacia atrás y me tumbo a dormir. No pienso en calentarme la cabeza, lo hice días antes y se acabo.


Vuelve amanecer y levanto la cabeza de la cama. Odio mi vida. Había dormido solo tres horas, mi cuerpo no reacciona, no quiere levantarse y tengo que irme a clases. ¡JODER! Me obligo a levantarme y a prepararme un café. Me doy una ducha rápida para despertar y vestirme, abro el armario y saco la falda de cuadros que llega hasta la rodilla, con el jersey negro ancho y las tirantas negras para abajo, juntos con las medias de medio muslo, las botas rokeras negras. Tomo el café en el termo y salgo corriendo para el metro. Mochila en los hombros y café en mano. Llegar y pasar el bono por las barreras, entrar en el vagón y sonar el móvil es normal, mi amiga Jessica dándome la tabarra, es su hora punta. Saco el móvil para llamarla y que me cuente todo lo que le paso la noche anterior.


Llegó a la universidad y veo a mi amiga en la puerta con un cigarro. Se le nota que está estresada, pero esta de más. Le abrazo mientras suelta todo el humo de la calada al cigarro. Estamos apoyadas en la puerta de la universidad. Tiene unos muros que recorren todo el jardin que rodea el edificio antiguo, aunque por dentro remodelado.

-No te lo vas a creer amiga- me dice ella con el cigarro en la boca. 
-Si no me lo dices no lo sabre- le digo metiendo las manos en el bolsillo 
-Tenemos un profesor nuevo en la universidad - me dice sonriendo- me ha dicho Angelica de segundo, que esta tremendo, joven y tiene una presencia increíble - hace una pausa para respirar- me muero de ganas de entrar entramos ya por favor
-Si que te interesa Je, vamos anda.

Andamos hacia el aula riéndonos de como será, hay algunos compañeros ya sentados esperando a que de la hora, otros intentando hacer los ejercicios anteriores y a otros se les escucha las escaleras arriba riéndose y gritando.

Toca el timbre, de la entrada de clases, entra el profesor nuevo, mientras estoy hablando con Jessica, hasta que me calla.

-Dime que no lo conoces...- me dice con  una mueca de sorpresa

- ¿a qui....?- me quedo sin poder decir ni media palabra.
- Amiga, dime algo
-Yo... yo...

Pasamos la clase normal, sin mediar palabra ni miradas. Toca de nuevo la clase para hacer el cambio de aula

-Sara Gómez, por favor espere, tengo que hablar sobre unas notas que me dejo el profesor Gustavo de ustedes.

Mi amiga me da un codazo y se marcha. 

- Si profesor, le digo mientras salen los últimos alumnos- que necesita que lo ayude.

Revuelve entre los papeles, cuando termina de salir todos los alumnos, se dirige hacia la puerta y la cierra echando el pestillo. La clase solo tiene las ventanas de arriba y las que dan al patio desde una quinta planta.

-Necesito que te sientes en la mesa Sara, esa falda me lleva dándome problemas toda la clase. Quiero que te subas, te sientes enfrente mía, abras las piernas y me dejes disfrutar de ti - dice con los ojos dilatados y la boca seca.

-Creo que no es el mejor sitio para hacerlo ahora...-le digo

Coge mi mano derecha y me la pone en su pecho, siento como su corazón va a mil por hora. Sus latidos van muy rápido. Me provoca una tensión en mi interior que solo quiero besarlo y que me bese. 

Me coge a pulso y me sienta en la mesa, no dejamos de besarnos, de acariciarnos... Le desabrocho la camisa, y le beso en el cuello. Me quita el jersey y levanta mi falda. Se estremece al sentir mis labios en él. Mientras baja sus manos para empezar a jugar con mi clítoris entre sus dedos. Sabe lo que me gusta, y lo que me pone escucharla gemir. Hace un par de embestidas con los dedos dentro de mi ,mientras me tapa la boca con la mano libre. Por otro lado, yo apoyando mis manos por detrás de mi, para no caerme encima de la mesa. Empieza a besarme en el cuelo, sin parar sus manos dentro de mi, y baja poco a poco. Ya se a donde va, no dejo de sentir sus dedos... Doy pequeño gemido al sentir su lengua en mi clítoris, y doy un respingo de placer. Sabe donde darme placer para quedarme quieta...

Oímos pisadas en el pasillo, paramos, em tapa la boca y sigue con la mano. Le muerdo la mano, para evitar gemir mas fuerte. Me mira tan profundamente que mi alma sale en su búsqueda. Sabe que lo estoy disfrutando y sabe que estoy por ella aquí.  Las pisadas se alejan, me quita la mano de la boca para poder besarme. 
- Muy bien pequeña - me dice- has aguantado perfectamente.
- Ahora es mi turno querida - le empujo y cae en la silla.

Me siento encima de ella, con la camiseta levantada y la falda subida. Me sujeta el culo con fuerza mientras le beso, le muerdo su labio inferior, suspira. Acaricio cada parte de su torso. Desabrocho el cinturón que le regale hace unos meses. Me levanto, la levanto y le bajo los pantalones, para despues volverla a sentar en la silla. Me pongo de rodillas delante de ella, mirandola le abro las piernas con mis manos, para ir acariciando con mis manos el interior de sus piernas poco a poco. Hasta llegar a sus boxes. Por las piernas, le meto la mano y empieza el juego con ella. 

No me deja de mirar. Esta puesta como toda una dama en su sillón, dios como me pone eso. Es dueña del momento. Cuando siente mis dedos frío dentro de ella emite un gemido, que la incorpora, y que es tapado por mis labios de nuevo. Se les abre los ojos cuando mis dedos juegan desde dentro de ella.

Cuando noto su explosión en mi mano, le hago hueco a mi lengua que con una nota de calidez hace que emita otro gemido al tener ese contraste de temperatura. Mi lengua pasa por todo su clítoris, haciendo que se abra mas de piernas. Sus manos agarradas al respaldo de la silla para evitar gritar...

Cuando terminamos, me vuelvo a sentar encima de ella. Para darle besos y que me abrace. 

-Me va a gustar darte clases...- me dice mientras me acaricia la espalda.
-Esto no se puede repetir todos los días, lo sabes muy bien. 
-Pues entonces te esperare en donde me digas, sabes que esto es mucho más que carnal...

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